Muchos asistentes vivieron momentos intensos en la década de los ochenta y la experiencia formó y forjó el carácter. Cada quien introyecta el sonido de su época y en esos años la onda sonora estaba en uno de sus apogeos en el mundo.
Provenientes de un mismo tiempo y de distintos lugares, público y artistas se dieron cita en el Auditorio para volver a ser parte de su comunidad, cuando eran estudiantes de facultad, tenían sus primeros trabajos y estaban prestos para abandonar el nido y volar.
A las 8:30pm entró al escenario la británica Sheena Easton, ataviada con un vestido rojo tipo Sex and the City. Luce madura y atractiva, y su voz, aunque ha bajado un tono, no descuadra. Interpretó nueve de sus canciones. “Sí, tengo 55 años”, comentó para acabar de aclarar las cosas. “Muchas gracias. Es maravilloso estar aquí.”
Se escucharon The Lover in Me, Strut, Almost Lover You, U Got the Look, Sugar Walls y When the Shines.
Para la nostalgia: We Got Tonight, Telephone (de la que Timbiriche hizo un cover tamorichi), Morning Train y For Your Eyes Only.
Se fue lo que empalaga y llegó el jazz y el pop de cinco estrellas de Gino Vannelli, icono, galán para ellas y muchos de ellos. Para sacudirse con un funk machacón: Living Inside Myself, People Gotta Move, It Hurts to be in Love. Gino le echó figura. Tienes apóstrofes estudiados y hace un pasito de costado que fue muy aplaudido y chuleado, piropeado. ¡Ejele! Ritmo y sabor de un canadiense que pareciera encontró la fuente de la eterna juventud. “¡Fantastic City!”, expresó varias veces durante su presentación. Se emocionó al ver la entrega de los mexicanos.
Para prender la mecha: Crazy Life, Stay with Me, Nightwalker, Black Cars, Appaloosa, I Just Wanna Stop, Brother to Brothery One Night with You.
Vino un rélax con Christopher Cross, quien dijo que ya no corretea premios ni millones de dólares, tan sólo la buena música. Está entregado a lo sibarita.
Ganador de un Oscar y cinco Grammy, complació totalmente con Sailing, mientras veleros, gaviotas, mares... se proyectaban en las pantallas gigantes. Ride Like the Wind, Never be the Same. Cantó en español con una de sus coristasAbro mi ventana, con mensajes de amor al por mayor. La hubiera podido interpretar Camila.
La noche siguió hacia el cenit con No Time for Talk, Wishing Well, Swept Away, All Right, Think of Laura, I Really Don’t Know Anymore y Arthur’s Theme, con imágenes de primavera de Liza Minelli.
A la una del ya jueves pisó el escenario un negro de pelo y barba blancos, ganador de un Grammy por Best R&B Vocal: Billy Ocean. Tiene tablas y sabe proyectar presencia. “Buenas noches, México. Gracias por invitarme”, dijo entre grandes sonrisas. A él le tocaron días de glamur, luces y champaña, en fiestas interminables con rolas como Nights, Love Zone,Suddenly, Loverboy, Get Outta my Dreams, Into my Car, en la que al principio y al final se escucha un motor potente....When the Going Gests Tough, the Tough get Going, hasta Love Train y el clásico Caribbean Queen, que a la una y media de la madrugada puso a bailar a unos aferrados ochenteros que a eso de las dos horas del jueves iban bailando y cantando las rolazazas del Power Music Fest.
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