CRUZADOS TOMAN PAGINA, Y TRAJES, DE COMICS



Red Voltage y dos de sus enmascarados colegas en el combate a la delincuencia se acercaban a una intersección aquí en la capital de Utah en una noche reciente, realizando un patrullaje nocturno a pie, cuando un auto se detuvo repentinamente a su lado. La noche era muy fría, envuelta en un tenue manto de niebla que podía ocultar o no miles de peligros.

Red Voltage y dos de sus enmascarados colegas en el combate a la delincuencia se acercaban a una intersección aquí en la capital de Utah en una noche reciente, realizando un patrullaje nocturno a pie, cuando un auto se detuvo repentinamente a su lado. La noche era muy fría, envuelta en un tenue manto de niebla que podía ocultar o no miles de peligros. La ventanilla del auto descendió.

“¡Hola, superhéroes!”, gritó una mujer desde el interior. “¡Estoy enamorada de ustedes!”

Muérete de envidia, Batman. En un nicho de la vida urbana que ha evolucionado en los últimos años a algo entre una fantasía de libro de cómics y el juramento de los Niños Exploradores, un grupo de cruzados autodesignados – algunos con capas, otros sin ellas, todos con algo que probar – están en marcha.

Merodean en la noche en Boston, en San Francisco, en Milwaukee, en Minneápolis, incluso en lugares tan distantes como Australia. Falta por ver si están haciendo al mundo más seguro, o sólo más extraño.

Algunos salen armados con equipo como gas pimienta o bastones policiacos; otros dicen que sólo llevan sus teléfonos celulares, con la intención de ser los ojos y oídos de la policía, que en la mayoría de las ciudades, incluida Salt Lake City, está manteniendo una prudente distancia.

“No los estamos respaldando, apoyando, aprobando ni nada más; nos mantenemos neutrales y alejados”, dijo el detective Joshua Ashdown, un portavoz de la policía de Salt Lake City. “A los que apoyamos es a quienes hemos entrenado”.

Red Voltage, que en su vida cotidiana es un gerente de arrendamientos residenciales de 23 años de edad llamado Roman Daniels, casualmente saludó con la mano enguantada a su fanática en el auto. Vestido de pies a cabeza con un traje de cuero rojo y negro, su rostro cubierto con spándex, es, dijo, un hombre diferente cuando se pone la máscara; un hombre mejor.

“Pero hay ocasiones en que me estoy poniendo el traje y sólo pienso: '¿Qué tan loco estoy para hacer esto?' Me siento raro y poco convencional”, dijo Daniels, quien asumió el liderazgo del grupo aquí, llamado la Sociedad del Lunes Negro, hace varios meses, después de dos años de patrullajes. “Pero es bueno”, añadió. “Se siente realmente bien, en su mayor parte”.

Mike Gailey, un corpulento ex guardia en un club de desnudistas cuyo personaje de combate a la delincuencia se llama Asylum, dijo que, para él, unirse a la Sociedad del Lunes Negro obedeció en parte a subsanar cosas en su pasado, como el tiempo que pasó cobrando deudas para traficantes de drogas.

“Yo era un rufián”, dijo Gailey, de 31 años de edad. “Hay muchos tipos como yo que tienen pasados que están tratando de compensar”.

Otro patrullero del Lunes Negro se describió como ex pandillero. El co-fundador del grupo, Dave Montgomery, un artista del tatuaje conocido en la calle como el Nihilista vestido de cuero negro, dijo que era un ex alcohólico que se puso la máscara cuando dejó de beber.

Que los combatientes de la delincuencia tuvieran problemas es también, por supuesto, una tradición honrada por el tiempo. Superman fue enviado a la Tierra por sus padres. Los X-Men son mutantes excluidos. Y ni siquiera empecemos con el rico Bruce Wayne, el de la Baticueva y su compinche el Chico Maravilla.

Algunos combatientes del crimen han tenido conflicto con la autoridad. En Seattle, por ejemplo, un hombre en un traje musculoso, Phoenix Jones, fue arrestado en octubre después de que la policía dijo que roció con gas pimienta a algunas personas mientras trataba de deshacer una pelea callejera.

Otros vengadores enmascarados, del pasado y actuales, han tenido agendas muy específicas de combate a los males de la sociedad. A principios de la década del 2000, por ejemplo, una mujer en Nueva York, cuyo personaje era Terrifica, se dedicaba a patrullar bares vestida con spándex rosa y morado.

“Al parecer había tenido algunas malas experiencias con los hombres”, dijo Tea Krulos, un escritor en Milwaukee que está investigando para un libro sobre lo que él y otros llaman “el movimiento de los superhéroes de la vida real”. “Su misión era advertir a las mujeres ebrias que podían no estar tomando buenas decisiones”.

Las nuevas actitudes sobre la policía también podrían estar afectando la forma en que se percibe a los combatientes de la delincuencia. Aquí en Salt Lake City, por ejemplo, una patrulla del Lunes Negro que llegó al campamento de tiendas de Occupy Salt Lake City en una plaza céntrica en una noche reciente fue saludada muy cordialmente. Una vigilancia no policiaca, dijeron varios manifestantes, es más que bienvenida en estos días.

“Esto es exactamente lo que necesita suceder en el mundo; ya sabe, ¿por qué necesitamos a la policía si podemos ayudarnos unos a otros?”, dijo Poyce Denikma, un ex obrero de la construcción de 21 años de edad que ahora es un manifestante. “Están poniendo el ejemplo, un ejemplo asombroso, de lo que es necesario que suceda”.

Otras personas que se toparon con la patrulla no estuvieron tan seguras.

“Sigo pensando en ello”, dijo Rebecca Vest, una residente de Seattle que estaba en Salt Lake City para la boda de una amiga y había salido a caminar. Vest dijo que el incidente en su ciudad que había involucrado al superhéroe con el gas pimienta había despertado algunas inquietudes.

“Pero pienso que en ocasiones la presencia de las personas ayuda, y ciertamente no se están ocultando”, dijo, después de posar para una fotografía con la patrulla del Lunes Negro. “Andan por ahí, abiertamente, 'Hey, aquí estamos’”.

Montgomery, o Nihilista, dijo que las máscaras están en todas partes una vez que uno empieza a mirar. Lo que se oculta o se revela con el disfraz, dijo, es la sicología básica de la vida de un superhéroe.

“Es casi freudiano”, dijo. “Cuando uno usa una máscara, realmente puede convertirse en lo que realmente es. Se vuelve una especie de droga”.

Reconoció que vestirse con lo que algunos podrían ver como un disfraz de Halloween algunas veces a convertido a los patrulleros del Lunes Negro en blanco del crimen, o al menos de abusos. Pero dijo que la inteligencia y la razón casi siempre desactivan la tención ocasional con borrachos u otros tipos que pudieran ver a los patrulleros como blancos de hostigamiento.

“Una vez que empezamos a hablar, realmente no nos ven como tontos o idiotas disfrazados”, dijo.

Últimamente, sin embargo, Montgomery ha estado patrullando menos y fungiendo más de padre. Tiene la custodia conjunta con su ex esposa de su hija de 5 años de edad, Frankie, y Frankie se queda con su padre la mayoría de las noches. Pero los jueves y viernes, va a casa de su madre, dejándole dos noches libres para disfrazarse y salir a patrullar.

“¿Trajiste tu colchita?”, le preguntó mientras se preparaban para dirigirse a la clase de jardín de niños de la pequeña en una reciente mañana de jueves. Dentro, los niños se preparaban para una fiesta; a cada niño se le asignó preparar un regalo secreto para otro estudiante. Aun antes del primer grado, Frankie estaba trabajando en secreto.

“Recuerda, eres un Santa Secteto”, susurró Montgomery a su hija. “No lo digas”.

Fuente: http://noticias.prodigy.msn.com/nyt/actualidad/reportajes-especiales/articulo.aspx?cp-documentid=31975573

Atte: karazu 
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