Nombre científico o latino: Camellia japonica
Nombre común o vulgar: Camelia, Camelio común
Familia: Teaceae.
Origen: Asia oriental, China, Japón, Indochina y varias islas de esa zona.
Esta planta llegó a Europa desde Oriente (Japón y Corea, fundamentalmente) de la mano de los jesuitas. En la Península Ibérica no se conocen hasta el siglo XVIII y, no es hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando comienza a mencionarse en escritos y a divulgarse a través de las diferentes Exposiciones que se organizan.
Es un arbusto excepcional por su floración otoñal, invernal o primaveral.
Flores: Las flores son solitarias, aparecen en el ápice de cada rama, y son con una corola simple o doble, y comprendiendo varios colores. Suelen medir unos 7-12 cm de diàmetro y tienen 5 sépalos y 5 pétalos. Estambres numerosos unidos en la mitad o en 2/3 de su longitud.
El color de sus flores va del blanco al rojo, simples, dobles o bicolores. Las camelias carecen de fragancia.
Hojas: hojas persistentes, coriáceas, brevemente pecioladas, con bordes dentados , terminando en punta, alternas y de color verde oscuro reluciente y vivo con el envés más pálido.
Existen más de 3.000 variedades diferentes de la Camellia japonica, número que cada año va en aumento con la aparición de otras nuevas.
El aceite proveniente de sus semillas se deshidrata muy poco y retiene la humedad; por esta razón, se utilizó como acondicionador del cabello y en los tratamientos de la piel, para prevenir las asperezas. Sus excelentes propiedades antioxidantes lo hacían ideal para cocinar. De sus semillas se extrae un aceite que utilizan las japonesas para teñir sus cabellos.
Símbolo de longevidad, lazo de amor, feliz matrimonio, fortuna, victoria y felicidad.
Las camelias son plantas muy vistosas durante todo el año. Se utilizan en jardines como elementos individuales o setos. También se pueden cultivar en macetones y para flor cortada.
En climas con temperaturas inferiores frecuentes a -5ºC no sobreviven.
Gusta de un ambiente húmedo. Suelo ácido, poroso y con gran cantidad de materia orgánica como puede ser el mantillo de castaño, la turba o el compost de brezo. Necesita un riego constante durante el verano y en invierno el riego será moderado ya que bastará con rociar la planta de manera habitual.
Fertilícelas sólo en primavera o verano, con pequeñas dosis de abono ácido, para no producir toxicidad por exceso de urea.
Atte: Karazu
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