HORAS CONTADAS: RECREANDO LA EXTRAORDINARIA HISTORIA


En una historia como ésta, en la que los hechos reales son tan conmovedores, era muy importante para los creadores de la película mantenerse fieles a los eventos auténticos. Michael Condon, director ejecutivo del USSS Salem, se unió al proyecto como consultor técnico y la producción consiguió el apoyo del Comandante John W. Pruitt III, de la Oficina de Cine y Televisión de la Guardia Costera en Los Ángeles.

“Estábamos en el set para asegurarnos de que los actores estuvieran piloteando los barcos de la misma forma en que nosotros lo haríamos”, dice Pruitt, “así que lo que ves en la pantalla es exactamente lo que la Guardia Costera hubiera hecho”.

La Guardia Costera de Estados Unidos fue originalmente establecida el 28 de enero de 1915 como una rama de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, antes de ser adquirida por el Departamento de Transporte. Hoy en día, la Guardia Costera forma parte del Departamento de Seguridad Nacional, proporcionando una presencia firme en las costas del país, así como en sus ríos, puertos y mares. Son responsables de la aplicación de las leyes marítimas y la protección de la vida y los bienes en alta mar.


“La Guardia Costera fue maravillosa con nosotros durante toda la producción”, comenta la productora Dorothy Aufiero. “Yo no sabía mucho acerca de ellos antes de este proyecto, pero he aprendido muchísimo acerca del trabajo desinteresado que hacen, y ahora les tengo el más alto respeto”.

Los productores también armaron un impresionante equipo de talentosos artesanos para dar vida al Cape Cod de los años ’50 en la pantalla, incluyendo a: Javier Aguirresarobe, ASC, como director de fotografía; Michael Corenblith como diseñador de producción; Louise Frogley como diseñadora de vestuario; Tatiana S. Riegel, ACE, como editora; y Carter Burwell como compositor.

La fotografía principal de HORAS CONTADAS comenzó en septiembre de 2014 en el sudeste de Massachusetts, en sets construidos en los astilleros Quincy y en locaciones a lo largo de la costa al sur de Boston, incluyendo Marshfield, Duxbury, Cohasset y Norwell. El rodaje terminó cuatro meses más tarde en Cape Cod, en Chatham.

“Siempre quisimos filmar esta película en Nueva inglaterra, donde los eventos ocurrieron”, dice Aufiero. “Tener la posiblidad de visitar los lugares históricos en donde Bernie Webber y su equipo hicieron su  trabajo fue una experiencia extraordinaria para todos los involucrados”.


El productor Jim Whitaker agrega: “Con el tamaño y el alcance de una historia como ésta, es muy importante equilibrarla con la emocionalidad de la humanidad, así que los actores debían estar en un ambiente auténtico para que se sintiera real, tanto para ellos como para la audiencia”.

La producción filmó en la estación de la Guardia Costera en Chatham, donde Daniel Cluff le dio a Webber la cuestionable tarea hace más de 60 años, lo cual fue especialmente conmovedor para el elenco y el equipo. “Hay una foto grandiosa de Bernie y sus hombres sentados en una mesa en el comedor de la estación, que fue tomada esa noche luego de su regreso, y nosotros filmamos en ese mismo lugar", dice Chris Pine, “fue una experiencia muy profunda”.

“Para mí fue tan importante para tener un sentido de la geografía, el paisaje, y la relación entre la estación, el faro y la costa, como para entender la historia detrás”, dice Eric Bana. “Siempre es bueno tener una referencia geográfica, especialmente cuando tanto de lo que está sucediendo tiene que ver con la geografía y con hombres que se pierden, y mi personaje es el responsable de haberlos mandado allí afuera en medio de la tormeta”.

El verdadero bote salvavidas CG36500 manejado por Webber en 1952 todavía existe, y fue recientemente restaurado por el Museo y Sociedad Histórica de Orleans en Orleans, Massachusetts. Los actores sacaron el bote en el Puerto de Chatham, pero no fue usado en cámara porque las duras exigencias de la cinematografía podrían haber comprometido o dañado seriamente la histórica embarcación.

Los creadores de la película pasaron meses buscando alternativas auténticas, lo que resultó ser difícil porque la mayoría de esos botes salvavidas desaparecieron cuando la Guardia Costera los quitó del servicio en 1968. “Nadie estaba interesado en botes de madera una vez que apareció la fibra de vidrio”, explica el coordinador náutico del film, Bruce Ross. “Son costosos de mantener y, debido a que estos botes eran construidos para un fin muy específico, no se prestaban para ser convertidos en botes de pesca o recreación. Básicamente, fueron abandonados en los campos de maíz”.


Ross investigó mucho y fue capaz de localizar cuatro embarcaciones de 36 pies de un estilo comparable al del bote salvavidas original. “Treinta y seis pies suena grande, pero en realidad es pequeño como una estampilla en el océano”, dice Condon. “Diseñados para transportar 12 personas, incluyendo los 4 tripulantes, estos pequeños botes de madera fueron creados para resistir los golpes de las olas. Tienen quillas de 2.000 libras y, en caso de ser volteados por una ola, pueden enderezarse de vuelta”.

Cruzar la escollera de Chatham fue especialmente problemático para los hombres a bordo del bote salvavidas en esa fatídica noche, ya que es uno de los lugares más peligrosos del Océano Atlántico debido a sus cambiantes bancos de arena y su susceptibilidad a las enormes olas. Durante el transcurso del rescate, el motor del barco se estancaba constantemente, sofocado por las grandes olas creadas por la tormenta.

“Cuando estás en el medio de una tormenta gigante como la de esta historia, tienes enormes olas que son muy difíciles de soportar para un pequeño bote”, dice el director Craig Gillespie. “Los botes eran construidos con quillas muy pesadas, pero además de las fuertes olas hay todo tipo de corrientes, lo que convierte todo en un desastroso torbellino”.

La producción filmó en los muelles del Chatham Stage Harbor (que reemplazaron a los del Chatham Fish Pier, ya que éste ya no se veía como en 1952) y en el mismo mar en el que se llevó a cabo el rescate. Mientras filmaban una escena en los muelles del puerto, hubo una tormenta en Chatham, pero afortunadamente no estuvo ni cerca de la intensidad de la tormenta de 1952.


Comenta Whitaker: “Cuando filmas una película en el agua comienzas a comprender la fuerza y el poder que posee, y entiendes que, en definitiva, el agua hace lo que quiere. Debes respetarla, y nosotros tomamos todas las precauciones posibles para garantizar la seguridad del elenco y el equipo durante la filmación de esas escenas”.

El USS Salem, un buque fuera de servicio de la época de la Guerra Fría que es ahora parte del Museo de Construcción Naval de Estados Unidos, atracado en Quincy, Massachusetts, tiene una planta de calderas y motores similar a la del SS Pendleton. La producción filmó en el cuarto de máquinas, la sala de combustible y el pasillo medio de la nave, ubicando a los actores en los entornos más realistas posibles.

A pesar de que Gillespie nunca había estado en un barco, impresionó a Condon con sus conocimientos sobre buques petroleros y su funcionamiento. “Craig es un tipo inmensamente talentoso y erudito, y realmente hizo su tarea”, dice Condon. “Cuando estábamos en el Salem fue capaz de explicarme cómo funcionaba todo en el barco”.

El diseñador de producción dos veces nominado al Oscar® Michael Corenblith (El SUEÑO DE WALT,  “Frost/Nixon”) trabajó en estrecha colaboración con la Guardia Costera para investigar el Pendleton, estudiando materiales de archivo y leyendo libros sobre historia marítima. También tuvo la oportunidad de visitar un barco construido con métodos similares al Pendleton. “Hoy en día no existen los barcos T2”, comenta, “pero tanto el Salem como otro barco, llamado Lane Victory, fueron construidos de la misma manera, y, caminando por sus pasillos y mirando sus motores, pudimos recolectar muchísima información”.

La estructura de un buque T2 es como un sistema de bloques de construcción pegados entre sí, cada compartimento lleno de petróleo. Originalmente, estos barcos fueron construidos para transportar combustible desde América hacia Europa y Asia durante la II Guerra Mundial y, debido a que su función era tan importante, estaban en gran demanda. Como resultado, los barcos se construían tan rápido que se salteaban algunas normas de seguridad, lo que causaba problemas estructurales. “El acero con el que estaban construidos contenía altos niveles de azufre, lo que debilitaba la estructura, por lo que, en situaciones de mucho frío y en mares muy agitados, tenían una tendencia a partirse por la mitad”, dice Condon.


“Para poder hacer una película bien – y especialmente una película de este tamaño – necesitas contratar gente realmente talentosa en cada una de las áreas”, dice Whitaker, “y nosotros tuvimos un equipo increíblemente hábil trabajando en este film”. Eso incluye a Doug Merrifield, el productor ejecutivo, que aportó a la producción una extensa y valiosa experiencia en temas de naútica.

Con créditos que van desde la saga de “Piratas del Caribe” a “La Tormenta Perfecta”, Merrifield consiguió un enorme depósito, antiguamente el Astillero Fore River, en Quincy, Massachusetts, que resultó ser crucial para la producción ya que fue donde la mayoría de la película se filmó.

Corenblith y su equipo construyeron una serie de interiores del Pendleton en distintas escalas, que fueron creados en secciones para que la cámara pudiera moverse a través de cada sección del barco, estableciendo ambientes creíbles para la tripulación. Esto incluyó la galera, el comedor y los cuartos de la tripulación, la sala de mando y el cuarto de máquinas. También se integraron partes reales del Salem a los increíblemente detallados sets, incluyendo escotillas y puertas, para ayudar a los actores a visualizar lo que vivieron los hombres reales.


El elenco estaba asombrado por el nivel de detalle con que se diseñaron los enormes sets, especialmente el cuarto de máquinas del Pendleton que tenía cuatro pisos de alto. Dice Ben Foster: “He estado haciendo esto por más de 20 años y todavía me emociona venir y ver sets como éstos. Todos han sido -y yo raramente uso esta palabra- realmente despampanantes”.

También se construyó, en el astillero, un set del lado estribor del Pendleton y sus tres niveles de cubiertas. “Había soldadores por todos lados”, dice Chris Pine. “El barco tenía más de 40 pies de alto y estaba hecho de acero soldado, lo que es realmente notable”.

Pero el equipo de diseño también empleó algunos métodos de la vieja escuela. “Si todo hubiera sido construido en hierro fundido no hubiéramos podido soportar todo ese peso”, dice Corenblith, “así que muchos de los componentes más grandes del cuarto de máquinas fueron replicados en fibra de vidrio y, por encima del agua, en madera”.

También se construyó un enorme tanque de agua de 800.000 galones en el astillero.  El tanque, que medía 80 pies por 110 pies y fue utilizado para filmar las escenas de la travesía del bote salvavidas en el mar y el subsecuente rescate de los sobrevivientes del Pendleton, le dio a la producción la capacidad de generar olas, viento, lluvia y nieve a voluntad. “No hubiéramos podido filmar en océano durante una tormenta real… eso hubiera sido absolutamente imposible”, dice Ross. “Tienes que ser capaz de controlar los elementos”.

“Queríamos crear un entorno lo más realista posible para nuestros actores, así que hicimos una combinación de rodaje en exteriores, en las locaciones reales, y otras en tanques de agua y en nuestros sets”, dice Whitaker. “Aproximadamente el 70 por ciento de nuestras escenas en el agua fueron filmadas en los tanques, pero el resto fueron en aguas abiertas”.

Los actores que intepretaron a la tripulación del bote salvavidas pasaron semanas enteras en un tanque de agua con torres de lluvia, tanques de recepción y ventiladores de 200 caballos de fuerza soplando viento y nieve artificial (hecha de gelatina vegetal) en sus caras. Era un ambiente brutal, pero similar a las condiciones de aquel 18 de febrero. Irónicamente, el invierno de 2014 fue uno de los más fríos de la historia en la Costa Este, con temperaturas llegando a los 14 grados Farenheit en algunas de las noches en que los actores debían estar sumergidos en los tanques de agua por períodos de hasta cuatro horas seguidas.



“Estábamos en un tanque de agua siendo regados con una manguera de bomberos 12 horas al día, pero eso es a lo que nos comprometimos”, dice Foster. “Y, aunque no lo creas, cualquier tipo de trabajo físicamente demandante o exigente realmente despierta al cuerpo, y si el cuerpo está presente, también lo estás tú”.

“El equipo de efectos especiales nos tiraba agua, que inevitablemente estaría muy fría, porque estábamos filmando en Massachusetts durante el invierno”, agrega Pine. “El barco estaba unido a una base controlada por un sistema de engranajes y poleas operado por un tipo que apretaba todos estos botones y hacía que el barco se inclinara y se deslizara”.

Mark Hawker (“Terminator: Genisys,” “Men in Black 3”), el supervisor de efectos especiales, colaboró en la concepción, diseño y ejecución de los cardanes, unas plataformas activadas por pistones diseñados para inclinar muchos miles de libras de escenografías construidas sobre una plataforma a lo largo de un arco de 22 grados de inclinación. Estos fueron utilizados para recrear el movimiento del Pendleton y el bote salvavidas en el entorno de la tormenta.

“La popa, el casco, la sala de máquinas y la estación de mando del Pendleton usaban cardanes de dos ejes, diseñados para simular el agitado movimiento de lado a lado de un gran buque en el mar”, dice Merrifield. “La base móvil era un cardán de seis ejes que simulaba el movimiento del bote salvavidas en grandes mares, lo cual, sumado al movimiento lateral, podía moverlo de arriba a abajo para reproducir el paso del bote salvavidas por encima de las enormes olas”.

Las olas que arremetían contra el bote salvavidas, una vez que estaba al lado del Pendleton, eran producidas por la manipulación de grandes boyas conectadas por cilindros hidráulicos controlados por computadora. La corriente en la superficie del agua se generó expulsando aire por los costados del tanque.

HORAS CONTADAS fue filmada en digital, con conversión a 3D realizada en post-producción. Como resultado, muchas de las escenas que transcurren en el océando durante la tormenta fueron grabadas con un lente amplio para transmitir la inmensidad del mar y la turbulencia de las olas, proporcionando mayor profundidad para los efectos 3D.

“Nuestro objetivo es que las audiencias estén conteniendo la respiración, sintiendo un agujero en el estómago”, dice Gillespie, “así que filmamos desde muchos ángulos diferentes y obtuvimos muchas tomas grandiosas”.

El director de fotografía Javier Aguirresarobe, cuyos créditos incluyen “Blue Jasmine” y “The Others”, se propuso contar esta historia de la manera más visualmente sorprendente que fuera posible. El tanque de agua fue especialmente útil para él y su equipo, ya que les permitió moverse con más facilidad entre primeros planos y planos generales y en diferentes atmósferas de luz.

Una buena parte del film tiene lugar durante la noche o bajo cielos tormentosos, y Aguirresarobe fue muy cuidadoso al determinar qué iluminación y ángulos de la cámara utilizar, ya que quería generar en la audiencia la sensación de estar dentro de ese mismo entorno. “La mayoría de la película fue filmanda con una cámara Alexa XT y un set de lentes asféricas Leica Summilux-C, lo que nos dio una alta resolución y un altísimo contraste y ayudó a que las escenas se vieran muy naturales”, dice Aguirresarobe. “Pusimos el ASA en 800 para permitirle absorber la mayor cantidad de luz posible, lo que también nos dio la posibilidad de filmar las escenas nocturas al anochecer”.

Continúa: “Usamos cámaras de mano para darle autenticidad a la acción, y una grúa Technocrane para las tomas aéreas de barrido y para filmar escenas que tuvieran tomas especialmente largas, y cada toma de la grúa se planeó estratégicamente con anticipación, para maximizar la efectividad de los efectos 3D”.

Pero aún con los cardanes y los tanques de agua, no había forma de recrear todos los elementos de una tormenta de ese tamaño, así que algunas escenas fueron filmadas contra una pantalla azul para luego agregrar los efectos visuales generados por computadora.

La diseñadora de vestuario Louise Frogley (“Unbroken,” “Quantum of Solace”) estuvo encantada cuando le acercaron el proyecto. “La historia está ambientada en la década de los ’50 e involucra indumentaria de trabajo americana, que me vuelve abslutamente loca”, comenta. Con la tarea de crear no sólo el vestuario para las tripulaciones del Pendleton y el bote salvavidas, si no también el guardarropas de Bernie, Miriam y todos los ciudadanos de Chatham, Frogley y su equipo condujeron una inverstigación intensiva del período.

“La mayor sorpresa para  mí fue descubrir que Sybert y los hombres del Pendleton no usaban uniformes”, dice Frogley. “Vestían ropa civil orientada al trabajo, lo que básicamente significa atuendos de caza, pesca y de trabajo pesado, y en múltiples capas, ya que se la pasaban yendo y viniendo entre las temperaturas frígidas de la cubierta y la sala de máquinas que hervía de calor”.

El departamento de Frogley fabricó seis versiones idénticas de cada traje para cada uno de los 33 hombres a bordo del Pendleton, ya que necesitaban vestir a los actores y a los dobles de riesgo, tanto secos como mojados. Cada traje consistía de una camisa, pantalones, chaqueta, botas, cintos y un gorro. La indumentaria fue hecha en una fábrica en Los Ángeles, añejada, y luego enviada al set en Massachusetts, donde la volvían a añejar.

La Guardia Costera tampoco tenía uniformes oficiales en 1952, así que Webber y los demás vestían ropas excedentes de la marina. Afortunadamente, Gillespie y ella se inclinaron por la misma paleta de colores que incluía tonos óxidos, tostados, beiges, marrones y negros, todos colores que funcionaban increíblemente bien con la indumentaria de los ’50, como los overoles, los jeans y los tapados.

Una vez que la fotografía principal hubo terminado, la editora Tatiana S. Riegel (“Million Dollar Arm,” “Fright Night”) y el compositor nominado al Golden Globe® Carter Burwell (“Carol,” “The Fifth Estate”) se pusieron a trabajar, empleando sus amplios talentos para terminar de dar forma a la película.


“No podemos dejarlos solos allí afuera… el bote no durará.

O todos vivimos o todos morimos.”

— Bernie Webber, Suboficial de Primera Clase, Guardia Costera de los EEUU



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